El Mont Royal y el río San Lorenzo forman el marco natural del paisaje urbano de Montreal.
Mapa de la ciudad de Montreal y sitios de interés ![]()
Mapa de la gran región de Montreal y sitios de interés ![]()
Paul de Chomedey, Señor de Maisonneuve, funda Ville Marie (Ciudad de María) en 1642, al borde del río y de la montaña. Cien años antes, Jacques Cartier había dado al pueblo indio de Hochelaga el nombre de Mont Royal, de donde deriva el nombre actual de Montreal. En tres siglos y medio la misión de evangelización se transformó en el mayor puerto interior del mundo, la sede de los primeros bancos y sociedades comerciales de Canadá, la segunda ciudad francófona de importancia en el mundo y una gran metrópoli internacional. Debido a su proximidad con los Estados Unidos (se encuentra a 60 kms. de la frontera), Montreal es cada vez más el lugar de tránsito de los intercambios norteamericanos.
Montreal supo utilizar su doble origen francés e inglés para
tansformarse en el lugar de convergencia de ciudadanos procedentes del mundo
entero. La vida cultural de la ciudad es una prueba de la creatividad intensa
originada por dicha mezcla. Cines, teatros y salas de espectáculos
atraen a la gente, con gran diversidad de programas, mientras que los bares,
cafés y discotecas están abiertos hasta muy tarde en la noche.
Las compras figuran también entre los atractivos de Montreal,
considerada como una de las capitales de la moda.
Los montrealenses dan tanta importancia a la naturaleza, que durante las cuatro estaciones frecuentan el Parque del Mont Royal, diseñado, al igual que el Central Park de Nueva York, por el arquitecto paisajista americano Frederick Olmsted. Sus dos miradores ofrecen espléndidos puntos de vista de la ciudad. El parque está unido a una extensa red de pistas de ciclismo, y al igual que los demás espacios verdes de la ciudad, es un verdadero lugar público de diversión.
Durante el invierno, mientras que muchos practican el patinaje o el esquí de fondo, los frioleros permanecen al calor de la "ciudad debajo de la ciudad", una red interior de más de treinta kilómetros que une, gracias a un metro limpio y rápido, edificios de oficinas, apartamentos, centros comerciales, hoteles, cines, restaurantes, estaciones de tren y aparcamiento de automóviles.
El ruido de los coches de caballos se escucha aún sobre el empedrado de
las calles del Viejo Montreal, entre las fachadas de piedra gris de los siglos
XVIII y XIX. En Pointe à Callière, museo de arqueología y
de historia, se han descubierto vestigios de 350 años, que constituyen
la mejor introducción a la historia de la ciudad. Muy cerca está
la Basílica Notre Dame, de estilo neogótico, conocida
especialmente por la riqueza de su decorado interior.
El Viejo Puerto, totalmente remozado, es el lugar más popular para los
visitantes. Su parque y sus muelles están siempre animados, y desde
ahí se puede embarcar para un paseo en el río, o atravesar las
rápidas corrientes de Lachine en una embarcación especialmente
concebida para dicha expedición.
En frente, en medio del San Lorenzo, se encuentra el Parc des Îles, sede de la Exposición Universal de 1967. En medio de ese oásis de verdor, las familias pueden elegir entre picnics y baños en verano, patinaje y esquí de fondo en invierno, así como visitar el maravilloso parque de atracciones de La Ronde. Allí se encuentra también el Casino de Montreal.
El Parque Olímpico, construído para los Juegos Olímpicos
de 1976, es otro de los lugares fascinantes de Montreal. Al Estadio
Olímpico acuden durante el verano los aficionados al baseball, que
vienen a aclamar al equipo de los Expos. Desde lo alto de su torre inclinada,
la mayor del mundo en su género, la vista de la región es
única.
Bajo las cristaleras del Biodomo, vecino del Estadio, cohabitan la fauna y la flora de cuatro sistemas diferentes: la selva tropical, el bosque de las montañas Lauréntidas, el medio ambiente marino del San Lorenzo y el mundo polar. Frente al parque, el Jardín Botánico, segundo del mundo en importancia, exhibe sus fabulosas colecciones y contiene pintorescos jardines chinos y japoneses, así como el Insectario.
No deje de visitar algunos de los treinta museos que posee Montreal, como el de Bellas Artes -el museo de arte más antiguo de Canadá-, el Museo McCord de Historia Canadiense, el Centro Canadiense de Arquitectura y el Museo de Arte Contemporáneo. Este último forma parte del conjunto de la Place des Arts, en cuyas salas actúan desde hace treinta años todos los grandes nombres de la escena, y en especial la Orquesta Sinfónica de Montreal y los Grandes Ballets Canadienses.
En otro de los numerosos lugares de interés de Montreal, el Planetario, se explica a niños y a adultos los misterios del universo; mientras que el Oratorio Saint Joseph, famoso lugar de peregrinación, eleva su impresionante cúpula en las laderas del Mont Royal.
En Montreal el verano es el punto culminante del programa anual de
festividades. Tan pronto como llega el tiempo cálido, empiezan las
grandes manifestaciones culturales y deportivas, como el Concurso Internacional
de Fuegos Artificiales patrocinado por Benson and Hedges; el Gran Premio Molson
de Canadá, que es una de las etapas del Campeonato Mundial de Formula I;
el Festival Internacional de Jazz, que atrae a más de un millón
de espectadores; el Festival Juste pour Rire (Sólo para Reirse) y el
Festival Mundial de Cine, que atraen también a muchísima gente.
Montreal fundó su prosperidad económica sobre el comercio de las
pieles durante más de 200 años, por lo que resulta sumamente
interesante una visita al Lugar Histórico Nacional del Comercio de
Pieles de Lachine. Lachine se une al Viejo Puerto de Montreal por un canal
cuyos bordes, transformados en parque, son perfectos para el ciclismo en verano
y para el esquí en invierno.
Al suroeste de la isla, sobre el San Lorenzo, la central de Beauharnois es una de las obras hidroeléctricas más largas del mundo. Sobre la ribera del sur, el Museo Ferroviario Canadiense de Saint Constant sorprende a sus visitantes por su magnífica colección de locomotoras.
La isla des Moulins, otro parque encantador situado en Terrebonne, al norte de Montreal, es un lugar ideal para un picnic. El conjunto de sus edificios del siglo XIX, perfectamente restaurados, le da un encanto especial.